Queridos Reyes Magos: necesito un profesional de la nutrición
Con el fin de año y los excesos de las Navidades llegan los kilos de más, la ropa estrecha y, cómo no, los propósitos de Año Nuevo. Ponerse a dieta es una de las metas más recurrentes cada año, por lo que este año de regalo de Reyes pide un profesional de la nutrición que te asesore.
Revistas plagadas de planes de pérdida de peso, dietas milagro y reclamos publicitarios con cuerpos perfectos.
Cada enero, los consejos de tu compañera de trabajo, los menús de tu prima la del pueblo y las infusiones mágicas de tu vecina la del quinto salen a la palestra. Si ellas consiguieron perder 5 kilos con una u otra dieta, tú también puedes haciendo lo mismo. Éste parece ser el mensaje cada comienzo de año.
Demos la bienvenida la cultura del “a mí me funciona”. La cultura que se olvida de la individualización, tan necesaria y saludable. La que nos trata a todos por igual, pese a que no lo somos. La que tanto merma nuestra salud y que, sin embargo, aquí sigue, cada año, cada enero, colándose en nuestras despensas y hasta en nuestro botiquín.
Así pues, huyendo de todo lo anterior, este año, queridos Reyes Magos, además de sentido común, os pido que me traigáis a un profesional de la nutrición que me ayude a llevar una vida saludable. Un profesional que me asesore en base a mis circunstancias y mi contexto, únicos e intransferibles. Un profesional que me enseñe hábitos saludables sin tirar de dietas milagro que me puedan perjudicar. Alguien que me entienda, que me escuche y que priorice mi salud por encima de todo.
Y es que continuamente los errores nutricionales se repiten, uno tras otro, suponiendo muchas veces un riesgo para nuestra salud.
La forma de evitarlo, la manera correcta de hacer las cosas, es poniéndonos en manos de un profesional de la nutrición. Hablamos de un dietista o un dietista-nutricionista, debe ser un profesional con la formación adecuada, actualizado y entre cuyos valores se encuentre la priorización de la salud por encima de todo.
Uno de los errores más comunes es dar por hecho que lo que le funciona a tu vecina o al influencer de turno te va a funcionar a ti. Pero olvidamos que ni tu cuerpo es igual ni tu mente es igual ni siquiera tu salud de base es la misma. Un buen profesional te hará un asesoramiento individualizado, totalmente personalizado y basándose en tu contexto: punto de partida, patologías previas, análisis, etc.
Ponerse a dieta puede parecer algo fácil y al alcance de cualquiera, lo dicen las revistas. Pero cuando lo hacemos en manos de la persona equivocada o en base a pautas erróneas, las consecuencias pueden ser muy variopintas: pérdida de masa muscular, deterioro de nuestra microbiota, carencias nutricionales varias y hasta depresión.
Los estudios lo dicen bien claro. La mayoría de las personas que comienzan una dieta acaban recuperando el peso perdido e incluso más que cuando se comenzó. Esto se debe en parte a basar sus planes en dietas no adecuadas donde además, no existe adherencia.
Un buen profesional te ayudará mediante un programa de cambio de hábitos, trabajando desde la base, y por supuesto, promoviendo la adherencia, que es la clave para el mantenimiento de los resultados en el tiempo.
Ponerse a dieta no va de restringir alimentos. No va de comer pollo y piña cada día. Comer bien es más que esto. Si queremos alimentarnos saludablemente debemos huir de mensajes radicales y menús poco realistas que no harán sino aumentar nuestra ansiedad y distorsionar la realidad.
Aprender a comer es un proceso largo, es una inversión de futuro. La forma, la correcta y única forma de hacerlo bien, es de la mano de un profesional honesto, formado y comprometido con la salud. La forma adecuada es ir de la mano de un nutricionista o dietista-nutricionista.
“Comer es una necesidad, pero comer de forma inteligente es un arte”
Isa Girón, Nutriprow Team